Hemos recibido comentarios de sorpresa y contrariedad por la presencia de choferes y escoltas en el club.
Ciertamente, a pesar de que la permanencia de estos colaboradores está taxativamente prohibida, y que únicamente se permite su ingreso a las instalaciones para dejar o buscar a sus patronos, nos hemos encontrado con socios o hijos de socios que, haciendo caso omiso a la normativa, la burlan e incluso se molestan cuando porteros, conserjes o gerentes les indican el deber ser. En algunos casos dichos socios han llegado a amenazar a nuestros trabajadores.
En el Club Camurí Grande nos sentimos orgullosos de nuestros espacios naturales e instalaciones, también de nuestra cultura. Nos esforzamos por mantener un ambiente bello, distintivo, seguro. Y por preservar un clima de buenos modales, camaradería y apego a la norma.
Hemos tenido socios que han sido figuras públicas importantes, como presidentes de la República, diplomáticos, altos magistrados de justicia, parlamentarios, oficiales militares, altos dirigentes empresariales, presidentes de bancos y capitanes de las empresas más importantes del país. Como buenos socios y mejores ciudadanos, todos han sido respetuosos de esta prohibición.
Quien compra una acción en el club lo hace de manera voluntaria. Conoce nuestra normativa y sabe que debe respetarla. Está al tanto de nuestro ideario y lo suscribe.
El incumplimiento de la prohibición de permanencia en el club de choferes y escoltas no es cualquier cosa. Quien lo hace, vulnera los valores que enorgullecen a la gran mayoría de nuestros miembros.
Hacemos un llamado a los abusadores, para que no continúen con esta práctica. Si no se sienten seguros es preferible que no vengan al club. Su conducta merece la crítica y el reproche del resto de la familia Camurí Grande.
Estaremos muy alertas y aplicaremos con rigurosidad las sanciones que establecen los reglamentos vigentes.
La Junta Directiva