Así vivimos la bendición de nuestra Capilla

Con una hermosa y emotiva eucaristía, presidida por el monseñor Raúl Biord Castillo, obispo de la Guaira, fue bendecida nuestra Capilla en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa, el pasado domingo 12 de febrero.

Con una nutrida asistencia de socios y trabajadores del club, la celebración religiosa comenzó con la entrega simbólica de la Capilla por parte del presidente de la Junta Directiva, Oscar Zamora Lares al Mons. Biord para su bendición.

El Obispo realizó el rito de bendición de la nueva Capilla, recorriendo todo el templo, y roció con agua bendita a los presentes en señal de penitencia y recuerdo del bautismo.

Durante la homilía, el Mons. Biord celebró el esfuerzo realizado por la Junta Directiva y los socios para asumir un proyecto tan importante como la construcción de este lugar de encuentro con Dios. “Realmente no se podía decir antes que era el mejor club de Playa de Venezuela porque le faltaba una capilla”.

El obispo de La Guaira se mostró conmovido con la noticia de la donación de un día de salario por parte de los trabajadores para contribuir a la culminación del templo. “Además de ser un sitio de recogimiento y oración, será el lugar donde tanto socios como trabajadores celebrarán sus ceremonias religiosas como bodas, bautizos, acción de gracias, entre otros”.

Un día feliz para la familia del Club Camurí Grande

El presidente de la Junta Directiva, Oscar Zamora Lares, afirmó que era un día feliz para socios y trabajadores del Club Camurí Grande. “Hoy está triunfando la solidaridad, la perseverancia, la claridad de visión. Hoy estamos bendiciendo un sitio de esperanza, de fe, que nos dará identidad y fortaleza como institución social”.

Zamora destacó que esta obra ha sido posible gracias a la generosidad de un grupo de socios, y agradeció a todos los que han tenido que ver con su construcción, incluyendo el aporte de los trabajadores y la supervisión del equipo gerencial.

La primera misa de nuestra Capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa estuvo espléndidamente acompañada por la música del Orfeón de la Universidad Metropolitana, bajo la dirección de la prof. Neleb García Elizondo. Al finalizar la eucaristía la agrupación deleito a los asistentes con seis piezas de corte popular de Hispanoamérica, África y Estados Unidos.

Palabras completas de Oscar Zamora Lares, presidente de la Junta Directiva en la primera misa de la Capilla

Hay días felices en la vida de los seres humanos. Eso está ocurriendo hoy en la vida de la familia del club Camurí Grande. Hoy es un día feliz para socios y trabajadores. Estamos felices.

Hoy esta triunfando la solidaridad, la perseverancia, la claridad de visión. Hoy estamos bendiciendo un sitio de esperanza, de fe, que nos dará identidad y fortaleza como institución social.

En las misas de fin de año, decimos que las celebramos para dar gracias al señor por el año que termina y para rogar su protección y guía para el que comienza. También le pedimos perdón por nuestros pecados, pero también por lo bueno que pudimos, pero dejamos de hacer. Ahora contaremos con nuestra Capilla, con su pequeño oratorio al cual podremos venir a hacer eso ante el Santísimo todos y cada uno de los 365 días del año.

Que contenta se debe sentir la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo al ver el empeño de un grupo de seres católicos que, teniendo el mejor sitio de playa para su distracción y esparcimiento, con instalaciones excelentes como canchas deportivas, piscinas, playas, restaurantes, bares, viviendas vacacionales, estén inaugurando un lugar sagrado para sus celebraciones religiosas tanto de socios como trabajadores, pero también un lugar consagrado para visitarlo, aunque sea un ratico cualquier momento del día.

Algunos críticos a esta obra no han estado de acuerdo con su construcción. Los toleramos con respeto. Unos opinan que está bien pero que se hizo en un lugar muy céntrico. Pregunto ¿es que acaso había que hacerla escondida, en el último rincón, como que si nos diera pena tenerla? No, mis queridos amigos, se trata de todo lo contrario. Para algunos no lo será, pero para otros este será el espacio que más orgullo nos causará por haberla construido, teniéndola a la vista. Que con solo mirarla nos acordemos de Jesucristo y de su madre nuestra Virgen María. Que estando cerca nos anime a visitarla. Que nos recuerde que no solo somos cristianos en la Misa sino todos los días a toda hora.

Para otros no simpatizantes la obra ha sido un exceso. Bella pero exagerada. A lo mejor tienen razón. Ha sido proyecto generoso de los magníficos arquitectos y socios del club, los esposos Francisco Scannone y Julieta Rodríguez. Ciertamente, Cristo no necesito de excesos. De hecho, nació en un pesebre mas pobre imposible. Pero se trata de nosotros, de hacerle este espacio a Dios nuestro Señor con entusiasmo. Si esta infraestructura fuera destinada a un anfiteatro para conciertos, o un bar restaurant, para esos fustigadores sería una maravilla. Entonces no nos confundamos: Esta obra será emblema de este club hasta el final; lugar de satisfacción para las generaciones futuras. Cuando ninguno de nosotros esté acá en este mundo, podremos contemplar desde la vida eterna esta perlita que hoy estamos construyendo. Sus entusiastas podemos estar responsablemente tranquilos y satisfechos. Más temprano que tarde sus adversarios se sumarán para este lado.

Este Club es lugar de visitas frecuentes de religiosos. Nos hemos distinguido como el club de tregua de religiosos y religiosas a donde vienen a descansar y también a meditar. Ahora, con el permiso del párroco, podrán celebrar misa frecuentemente.

Esta obra ha sido posible gracias a la generosidad de un grupo de socios, pequeño sí, pero muy generoso. Dios nuestro Señor se los sabrá agradecer. También por el aporte de nuestros trabajadores. Debo confesar que tanto como la importancia del apoyo económico, los aportes de cada uno siempre fueron incentivo moral, que elevaba nuestro espíritu de lucha, de perseverancia. No tenemos palabras como compensarlos. Gracias, gracias y muchas gracias. Sin ellos esto que hacemos hoy no habría sido posible. Es por esta razón que, de una manera sencilla pero afectiva, hemos querido que hoy el día de su bendición y de la primera misa, estos hombres y mujeres sean nuestros invitados de honor. Lástima que no todos puedan estar acá personalmente acompañándonos, pero todos están en nuestro corazón.

Una palabra de reconocimiento a todos los que han tenido que ver con su construcción así como al equipo gerencial que le ha correspondido supervisarlos.

Que no decir del empeño entusiasta y de la palabra frecuente de aliento de un gran aliado en este ahínco, nuestro querido amigo Monseñor Raúl Biord Castillo, Obispo de La Guaira. Con su reclamo cariñoso en todo momento. Con sus observaciones y guía permanente. Me da pena, que no podamos decirle misión cumplida, pero estamos cerca y ya no habrá vuelta atrás. Gracias por tanto compromiso y generosidad con este club. Ya sabe Monseñor que esta es su casa y así lo será por siempre. Extensivas estas palabras de aprecio y consideración a nuestro querido párroco el padre Alberto Castillo.

La Capilla, dedicada a Nuestra Señora de La medalla Milagrosa en honor a nuestra querida Virgen que nos ha acompañado tantos años en nuestros jardines, no está terminada. Se nota. Falta mucho por hacer: El acabado del piso, los bancos, el sagrario, las sillas del oratorio, el equipo de sonido y otras cosas más, pero no quisimos esperar. Como muchas iglesias y catedrales, que nos tome tiempo, pero cada día faltará menos. Seguiremos desde la Fundación Camurí Grande recaudando fondos para su terminación. También vendrán las múltiples celebraciones religiosas y algunas actividades culturales que nos ayudarán a avanzar.

Luego vendrá la consagración más adelante, cuando estemos más avanzados.

Algunos dicen que el CCG está hoy en un momento excelente. Yo así lo creo. Como saben no voy a reelegirme como presidente en la próxima asamblea. Llegó la hora del retiro sensato y prudente, pero les confieso desde lo más profundo de mi esencia, que haber promovido esta capilla, me da la satisfacción plena de los años dedicados a nuestro querido club. Esta obra sola me deja contento de la tarea cumplida.

No me desautorice monseñor. Hoy estoy convencido que papá Dios y la Virgen María están alegres en el cielo. Que nos bendigan a toda la familia del CCG.

Muchas gracias.

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